¿Cómo afecta a nuestro cuerpo la falta prolongada de sueño? Según la Asociación Mundial de Medicina del Sueño (WASM por sus siglas en inglés World Association of Sleep Medicine), los problemas de sueño y vigilia constituyen una epidemia global que amenaza la salud y la calidad de vida de más del 45% de la población mundial.
Si bien no todas las personas adultas necesitan las mismas horas de sueño, varias investigaciones consideran que dormir menos de 7 horas continuas por noche puede tener consecuencias negativas para el organismo, especialmente para el cerebro.
Efectos de la falta prolongada de sueño
De acuerdo con un estudio del Instituto Médico de Chicago (2001), la privación del sueño puede estar relacionada con enfermedades graves, tales como enfermedades del corazón y mentales, incluyendo psicosis y desorden bipolar. Y esto concuerda con el estudio de la Escuela de Medicina de Harvard en conjunto con la Universidad de Berkeley (2007), en el que se demostró que la privación del sueño provoca en el cerebro la incapacidad de poner un evento emocional en la perspectiva apropiada, así como de dar una respuesta controlada y proporcionada a ese evento.
A su vez, existe también una relación entre la restricción o falta de sueño, la ganancia de peso y el riesgo de padecer diabetes. Esta conexión entre la falta prolongada de sueño y enfermedades metabólicas deriva de alteraciones en el metabolismo de la glucosa, un aumento del apetito y una disminución del gasto energético.
Durante el sueño el organismo libera cortisol, hormona que regula nuestro sistema inmunológico, que también interviene en el metabolismo de la glucosa y leptina, otra hormona que tiene un papel fundamental en la regulación de nuestro apetito. La falta de sueño altera seriamente la síntesis y liberación de estas dos hormonas y de ahí el riesgo de padecer diabetes tipo 2 y obesidad.
La vigilia prolongada también provoca:
- Un creciente entorpecimiento del pensamiento.
- Dificultad en la percepción y concentración.
- Imposibilidad de mantener cualquier actividad de forma ininterrumpida.
- Somnolencia diurna.
- Cefaleas o dolores de cabeza matutinos
- Pérdida de la memoria.
- Trastornos de la conducta.
- Disminución de la libido.
- Tendencia a la depresión.
- Lapsos mentales.
- Repercusión negativa en el rendimiento deportivo.
- Accidentes de tránsito por conducir con sueño.
Dormir poco afecta seriamente el cerebro
Datos de una investigación presentada en la conferencia “SLEEP” de 2012, aseguran que dormir menos de seis horas al día incrementa el riesgo de derrame para la gente de mediana edad y los ancianos. “La gente que duerme menos de seis horas mostró un riesgo de sufrir síntomas de derrame cerebral multiplicado por cuatro en comparación con los participantes de igual peso y edad que dormían entre siete y ocho horas”.
Dormir es indispensable para la prevención y conservación de nuestra salud, las horas de descanso son importantes tanto para el cuerpo como para el cerebro. La falta prolongada de sueño, además de alterar procesos naturales del organismo, está altamente relacionada con un descenso en la expectativa de vida de las personas.
Dormir es la posibilidad de restaurar nuestro cuerpo, equilibrar nuestro sistema, recuperarnos de enfermedades, desintoxicar nuestro organismo y aumentar nuestra esperanza de vida.