De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) la automedicación se define como la selección y el uso de medicamentos por parte de un individuo para tratarse enfermedades o síntomas reconocidos por él mismo. Suele ocurrir a menudo con los medicamentos que no necesitan receta médica ni prescripción.
No obstante, aunque un medicamento sea de venta libre, y no sea necesaria la receta para su consumo, no quiere decir que sea inofensivo para el cuerpo y no pueda resultar perjudicial en determinadas situaciones
La automedicación es conveniente al tratar síntomas menores como el dolor de cabeza, fiebre, acidez estomacal, el resfriado, entre otros; pero solo cuando desaparecen en poco tiempo. Autoprescribirse medicamentos sin el consejo médico puede crear diversos problemas si no se tienen los conocimientos necesarios. Algunas de estas complicaciones pueden ser: intoxicación, resistencia a los antibióticos, dependencia, o falta de efectividad.
Consecuencia a nivel mundial
Una de las tres mayores amenazas para la salud humana, según la OMS, es la resistencia de las bacterias a los antibióticos. Esto ha sido consecuencia de la sobreexplotación y mal uso de antibióticos.
Enfermedades causadas por microorganismos como los estafilococos, que se han vuelto resistentes a poderosos antibióticos, matan a más personas al año que el enfisema, SIDA y el Parkinson. Otro caso alarmante es el de la tuberculosis, pues se está volviendo cada vez más resistente a los antibióticos.
Medicamentos que requieren prescripción
Existen cuadros aparentemente banales como la gripe o la tos que pueden ser confundidos por el paciente con infecciones previas de él o de algún familiar y bajo ese criterio decide tomar lo que tomó anteriormente. Sin embargo, solo la experiencia clínica del médico puede establecer la diferencia entre un cuadro de origen bacteriano de uno viral, cuyo manejo es totalmente distinto.
La selección del medicamento tiene que ser con criterios clínicos. Incluso, en algunos casos también con resultados de laboratorio, siempre teniendo en cuenta la historia clínica del paciente. La dosis debe ser calculada por el médico en la consulta, ya que una dosis baja podría no dar los resultados esperados y una dosis alta puede efectos secundarios no deseados.
Automedicación: uso apropiado de medicamentos que no necesitan prescripción
Si bien existen medicamentos que no necesitan receta médica, denominados especialidades farmacéuticas publicitarias o EFP, nunca se debe abusar de estos para evitar efectos adversos en el organismo. Antes de utilizar algún medicamento considerado como EFP, toma en cuenta los siguientes aspectos:
- Reconoce los síntomas a tratar.
- Determina si estas en condiciones apropiadas para la automedicación.
- Elige un producto acorde a los síntomas manifestados.
- Sigue las instrucciones para el uso del producto descritas en la rotulación y las que se suministren al momento de la dispensación (cómo usar, efectos posibles y adversos, precauciones y advertencias).
- Monitorea si el medicamento ha sido efectivo.
- Duración del tratamiento.
La mejor forma de cuidar nuestra salud es mediante la prevención. Procura tomar medicamentos de forma responsable y consultar con tu médico ante cualquier complicación.