
Obesidad en el Perú: ¿cómo esta situación afecta a las organizaciones?
La obesidad tiene repercusiones significativas en el ámbito laboral, especialmente desde la perspectiva de la salud ocupacional.
La radiografía simple de tórax estándar es una de las radiografías más utilizadas. Es barata, disponible y aporta gran información. Es importante que los médicos sean capaces de efectuar una lectura adecuada, por eso es necesario conocer los procedimientos o reglas a la hora de efectuar una lectura. ¿Cómo luce entonces una radiografía con COVID-19?
El COVID-19 es una enfermedad respiratoria. Los médicos pueden utilizar las imágenes generadas a través de una radiografía de tórax para diagnosticar a las personas que tienen síntomas de COVID-19 mientras esperan los resultados de la pruebas moleculares, o cuando los resultados de las pruebas moleculares son negativos y la persona tiene síntomas de COVID-19.
Es frecuente que la radiografía de tórax sea normal al principio de la enfermedad, por lo que una radiografía normal no excluye la infección. Pero en casos más complicados, los hallazgos más frecuentes son las opacidades del espacio aéreo, ya sean las consolidaciones o, con menos frecuencia, las opacidades en vidrio deslustrado.
Investigadores de la Universidad Sun Yat-Sen (Guangzhou, China), del Sistema de Salud Monte Sinaí (MSHS; Nueva York, NY, EUA) y otras instituciones, realizaron una serie de estudios involucrando a 21 pacientes (13 hombres, edad promedio 51,2 años) en tres hospitales en China con infección confirmada de Covid-19 y a quienes les practicaron una radiografía de tórax.
El examen inicial se evaluó para detectar la presencia de opacidades, la cantidad de lóbulos afectados; el grado de afectación del lóbulo; la presencia de nódulos, la presencia de derrame pleural y de linfadenopatía torácica, además de la enfermedad pulmonar subyacente, como enfisema o fibrosis. También se anotaron otras anomalías torácicas.
El análisis mostró que el COVID-19 generalmente se manifiesta con opacidades pulmonares consolidadas. Las opacidades nodulares, el patrón de pavimentación loca y una distribución periférica de la enfermedad pueden ser características adicionales útiles en el diagnóstico temprano.
Los investigadores también observaron que la cavitación pulmonar, los nódulos pulmonares discretos, los derrames pleurales y la linfadenopatía están característicamente ausentes en los casos de COVID-19. Las imágenes de seguimiento del coronavirus en siete de ocho pacientes mostraron una progresión leve o moderada de la enfermedad, que se manifiesta por el aumento de la extensión y la densidad de las opacidades del espacio aéreo.
Los resultados agrupados mostraron que la radiografía de tórax diagnosticó correctamente el COVID-19 en 80,6% de las personas que presentaban COVID-19. Sin embargo, identificó incorrectamente la COVID-19 en el 28,5% de las personas que no la tenían.
La radiografía de tórax puede ser normal en los casos leves o en las fases precoces de la enfermedad, pero es poco probable que los pacientes con clínica moderada o grave tengan una radiografía de tórax normal. La mayoría son patológicas en aquellos que precisan hospitalización (el 69% al ingreso y el 80% en algún momento del ingreso). Los hallazgos son más extensos a los 10-12 días del inicio de los síntomas.
El diagnóstico diferencial incluye la neumonía organizada, la toxicidad farmacológica y otras causas de daño pulmonar agudo. Entre la primera y la tercera semana desde el inicio de los síntomas, los hallazgos radiológicos típicos pueden evolucionar hacia una enfermedad difusa. Esto se relaciona con una situación clínica grave de hipoxemia y el principal diagnóstico diferencial es el síndrome de distrés respiratorio agudo (SDRA).
La evidencia indica que la radiografía de tórax es mejor para descartar la infección por COVID-19 que para diferenciarla de otros problemas respiratorios. Por lo tanto, su utilidad se puede limitar a excluir la infección por COVID-19, en lugar de a diferenciarla de otras causas de infección pulmonar.
La obesidad tiene repercusiones significativas en el ámbito laboral, especialmente desde la perspectiva de la salud ocupacional.
El manejo manual de cargas pesadas y la operación en almacenes con materiales de gran tamaño presentan riesgos ocupacionales considerables.
Si la población mundial no hace cambios significativos para enfrentar el sedentarismo, se calcula que los sistemas de salud pública soportarán un gasto de aproximadamente 300.000 millones de dólares entre 2020 y 2030.
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