Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el coronavirus puede propagarse por pequeñas partículas suspendidas en el aire. La transmisión aérea no se puede descartar en escenarios con multitudes o en lugares cerrados y poco ventilados, ya que facilitan la permanencia de estas gotículas en el aire o superficies. ¿El aire acondicionado facilita la propagación del COVID-19?
La OMS insta a prestar una atención adicional a los patrones de circulación del aire en interiores. Si el virus viaja en cantidades suficientemente infectivas más allá de los 2 metros de distancia de seguridad, la única respuesta posible pasa por implementar urgentemente dos medidas fáciles.
¿Los espacios interiores son foco de contagio de COVID-19?
La primera es una ventilación frecuente de los espacios interiores para asegurar la renovación del aire (aunque esto suponga una pérdida de climatización de los edificios públicos). La segunda, un mantenimiento riguroso de los filtros de aire acondicionad; así como, por supuesto, reducir al mínimo el aforo de personas en estos espacios cerrados.
En espacios interiores y con presencia de personas siempre existe riesgo de contagio. Si hay personas, hay bioaerosoles. Estos se producen al respirar, hablar, toser, estornudar, gritar o cantar. En ellos, la saliva transporta posibles virus, bacterias y demás partículas en suspensión. Estas pueden permanecer en el aire durante horas, dependiendo de su tamaño y de la velocidad del aire o de la velocidad de la emisión.
La permanencia de las partículas en suspensión dependerá también de si el aerosol se deposita sobre una superficie o se seca total o parcialmente, convirtiéndose en un núcleo de gotículas. Puede incluso quedar en estado latente. Todas estas variables intervienen en el proceso de contagio.
Funcionamiento del aire acondicionado
La principal función del aire acondicionado es mantener las condiciones de confort interior de los espacios. Si bien en este momento estamos con temperaturas bajas, la primavera está próxima a llegar y con ella las temperaturas cálidas.
En los edificios no residenciales los sistemas de climatización son complejos. En la mayoría de los casos incluyen ventilación mecánica. Por ello, estos edificios no suelen contar con ventilación natural a través de ventanas.
La ventilación mecánica permite controlar la cantidad de aire renovado del exterior, propiciando la calidad del aire interior. A la vez, se mezcla con parte del aire recirculado para generar cierto ahorro energético al aprovechar la energía aportada al aire ya tratado.
Aire acondicionado: ¿previene o facilita el contagio de COVID-19?
Los espacios mal ventilados facilitan el contagio del coronavirus, Por eso, un consejo importantísimo de las autoridades sanitarias es que los sistemas de climatización no deben utilizarse para la recirculación de aire si es posible. Esto incluye a los aparatos domésticos que puedan funcionar en sitios públicos.
En caso de equipos centralizados que no se puedan apagar, se deben evitar las recirculaciones, trabajando exclusivamente con aire exterior. Para facilitar el proceso de ventilación debe programarse su funcionamiento unas horas antes de la apertura y mantenerlo también un tiempo después del cierre.
La limpieza de filtros debe realizarse con la frecuencia y el método recomendado por el fabricante del equipo y con protección (mascarillas y guantes).
No solo en el transporte sino en todos los locales públicos cerrados, para minimizar el riesgo de contagio que podría venir potenciado por el uso de aire acondicionado que no logre filtrar las partículas, es importante seguir usando mascarillas y protectores faciales para evitar el contagio.