La inmunidad híbrida es la protección que crea el sistema inmunológico de una persona tras combinar las vacunas con la superación del contagio por COVID-19 o viceversa. Es decir, si primero se infectó con el coronavirus y luego recibió las inoculaciones. Esta súper protección cuida al cuerpo en futuras infecciones.
La comunidad científica acuñó el término “inmunidad híbrida” tras los resultados obtenidos por un equipo de virólogos de la Universidad Rockefeller de Nueva York. El estudio iniciado en octubre de 2020 quiso anticipar las próximas variantes del COVID-19, por lo que hicieron pruebas con el virus de forma artificial.
Pero fueron más allá. Uno de los hallazgos del conjunto de investigadores fue que comprobaron que cuando las personas que han tenido COVID-19 y recibieron dosis de vacuna de ARNm (Pfizer o Moderna), meses después producen una respuesta de anticuerpos tres veces mayor que aquellos que recibieron la vacuna sin haberse infectado.
«Una de las cosas más importantes que hemos aprendido de la pandemia es cómo la respuesta de nuestro sistema inmunitario difiere dependiendo de si hemos sido infectados naturalmente, vacunados o ambos» comentó Michel Nussenzweig, profesor de inmunología molecular de la Universidad Rockefeller y uno de los científicos involucrados en el proyecto.
Células con memoria
Un glóbulo blanco conocido como células B de memoria, es el responsable de que pudiéramos tener inmunidad híbrida. Estas células se generan cuando aparece el virus y lo recuerda cuando regresa. Esto le permite luchar con más facilidad.
Durante mucho tiempo, los científicos sabían relativamente poco sobre estas células y cómo se comportan. Pero a través de investigaciones sobre el VIH, el ébola, las enfermedades autoinmunes y ahora el COVID-19, los especialistas comenzaron a comprender cuán vitales son para determinar nuestras respuestas tanto a las infecciones como a las vacunas.
Para ilustrar, el organismo tiene un alrededor de 10.000 millones de ellas, equivalentes a la longitud de 100 campos de fútbol, si las alineas en una fila, y cada célula B contiene receptores que pueden reconocer diferentes tipos de formas de antígenos en la superficie de un virus.
Algunas células B de memoria pueden circular por el torrente sanguíneo durante décadas, listas para reactivarse y lanzar una respuesta de anticuerpos en caso de que el virus regrese alguna vez.
A tener en cuenta
Aunque algunos médicos e inmunólogos coinciden en que la inmunidad híbrida ofrece una defensa adicional contra el virus, piden precaución y afirman que la fuerza de esa protección puede variar según el individuo y podría disminuir con el tiempo.
Shane Crotty, experto en virus del Instituto de Inmunología de La Jolla, en California dijo que la inmunidad híbrida “es la mejor que puedes obtener”. Pero también cree que “no es como un campo de fuerza que pueda detener la enfermedad por completo sin importar lo que suceda”.
Además, advierten que “no busques contagiarte a propósito para obtener la inmunidad híbrida. El virus es impredecible incluso para los jóvenes”, recalca la especialista en enfermedades infecciosas del Centro Hospitalario Bellevue de Nueva York, Celine Gounder. “Algo podría salir mal y podrían acabar en el hospital”
Inmunidad híbrida: malas y buenas noticias
Con la inmunidad híbrida, ¿qué podría salir mal? En realidad, la cantidad exacta de protección adicional que obtienes y su duración varía según la persona, señaló Akiko Iwasaki, inmunóloga de la Universidad de Yale en Estados Unidos.
Es probable que una persona inmunodeprimida, de edad avanzada o con mayor riesgo de padecer una enfermedad grave, generaría menos anticuerpos que una persona joven y sana, y sus niveles de anticuerpos también pueden disminuir con más rapidez.
Pero es importante saber que, según Crotty a CNN: «la inmunidad híbrida tiene un montón de bonificaciones adicionales: La durabilidad. La durabilidad es bastante robusta».