Más de 36 millones de personas fueron puestas en cuarentena a mediados de marzo de 2022, luego de alcanzar la cifra de 5 mil casos de contagio por COVID-19 un día. Oficialmente China enfrenta otra ola de COVID-19, en la provincia de Julin, al nororiente del país, lo que llevó a las autoridades a aislar por completo la zona.
Han pasado ya casi dos años desde que esto no sucedía, luego del inicio de la pandemia, cuando el país asiático tuvo cierres estrictos en Wuhan y Hebei (el área donde comenzó todo) para dar pase a una política “COVID cero”. En ocho días, desde el 15 de marzo de 2022, el dato era alarmante, más de 25 mil personas contagiadas.
Robin Brant, corresponsal de BBC de Londres en Shanghái, explica que se están tomando medidas drásticas y a gran escala para intentar contener el virus. «Toda una provincia ha sido sellada (…) todo esto forma parte del esfuerzo de China para mantener, retener y recuperar la estrategia de «COVID cero».
Sin embargo, la rápida transmisibilidad de la variante Ómicron ha hecho que apegarse a ese enfoque sea cada vez más desafiante.
El médico chino Zhang Wenhong planteó la posibilidad de ablandar dicha estrategia ante la variante ómicron, aunque admitió que a corto plazo sería imposible aliviar las pruebas masivas y confinamientos. “Es el período más difícil en los últimos dos años de lucha contra el COVID”.
Es evidente que China enfrenta otra ola de COVID-19, el país registró alrededor de 120.000 casos de COVID-19 y 4.636 muertes en el inicio de la pandemia. La última víctima mortal de la enfermedad se remonta oficialmente a principios de 2021.
El principal experto chino en enfermedades infecciosas, Zhang Wenhong, calificó los brotes recientes como «el período más difícil en los últimos dos años de lucha contra la COVID-19». Y afirmó en una publicación online de amplia difusión que todavía estaban en «la etapa inicial de un aumento exponencial».
¿Cómo comenzó esta ola?
Las autoridades y los medios estatales no saben con exactitud cómo comenzaron los primeros brotes. Pero a inicios de marzo, expertos advirtieron que la situación era “grave” en algunos sitios pero que confiaban la capacidad de control de China, informó en ese momento el periódico estatal Global Times.
La provincia de Jilin, que comparte frontera con Corea del Norte, pronto se convirtió en un punto de acceso importante de un grupo universitario que provocó la indignación pública en internet después de que los estudiantes, en cuarentena, se quejaran de las malas condiciones mientras se aislaban en el campus.
¿Existe la posibilidad de que ocurra en el Perú?
El Perú está en un momento distinto con la variante ómicron. Lo que ocurre en China ya ha pasado en Perú, la diferencia es que no ha habido esa estrategia de “cero casos”, pero sí se ha afincado más en que la población complete su esquema de vacunación y además se ponga una dosis de refuerzo. Por lo que la inmunidad es más elevada.
De hecho, a principios del 2022 el nuestro país sufrió la tercera ola, tras la propagación masiva y exponencial de la variante Ómicron. Lo que se sostiene es que esta nueva variante del coronavirus era más contagiosa pero menos letal, por lo que menos personas requirieron asistencia en los hospitales, como sí ocurrió al inicio de la pandemia.
El Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades del país (CDC Perú) declararon que, de mantenerse las cifras a la baja, a finales de marzo o principio de abril se culminaría la tercera ola del COVID-19 en Perú.
César Munayco, director ejecutivo de Vigilancia en Salud Pública del CDC Perú dijo que «si bien estamos a punto de terminar la tercera ola, actualmente estamos ante un incremento de casos en varios países de Europa, como Alemania, Portugal, Italia, Inglaterra, Suecia, Suiza y China que enfrenta otra ola de COVID-19, lo cual podría generar que lleguen nuevas variantes al país».
El especialista explicó que lo que pase con la pandemia dependerá del comportamiento de las personas y lo que ocurra en otras latitudes, por lo tanto, debemos seguir trabajando en prevención para que el impacto de una nueva variante no sea mayor.