¿Es momento del retorno a la presencialidad? El mundo laboral se vio gravemente comprometido luego de que los gobiernos aplicaran serias normas restrictivas para salvaguardar la integridad de las personas en plena pandemia mundial por el Coronavirus (COVID-19).
Hoy en día, gracias a la vacunación, que ha bajado de las cifras de mortalidad y la aparición de las nuevas variantes del COVID-19, que poco a poco bajan su letalidad, cada vez más se está haciendo necesario el retorno a la presencialidad por parte de todos los segmentos de la sociedad.
Aunque no está claro en qué medida, ni cuándo específicamente las personas dejarán de usar mascarillas y se retomen las actividades pre-pandemia, es muy probable que gradualmente se tomen medidas para lograrlo.
¿Cómo retornar a la presencialidad?
Según la Autoridad Nacional del Servicio Civil (Servir) el retorno a la presencialidad en el sector público debe ser gradual y siempre y cuando las condiciones epidemiológicas lo permitan. Pero debe haber una preparación previa.
El Gobierno peruano realizó un avance. El 15 de diciembre de 2021, promulgó el Decreto Supremo N° 168-2021-PCM para que, desde el 15 de diciembre de 2021, las empresas con más de 10 trabajadores puedan operar de modo presencial, solo si todo el personal acredita su dosis completa de vacunación contra el COVID-19.
Se trata de una primera norma aprobada para informar a las empresas y trabajadores sobre las próximas medidas en Perú.
Inevitablemente, con la permanencia del trabajo remoto o con el trabajo mixto, habrá quienes consideren injusto el retorno a la presencialidad. Esta discusión se complica aún más cuando se cuestiona si es necesario que el empleado este presente o no, según la naturaleza del puesto.
¿Cuál es la mejor forma de volver a integrarse en el trabajo?
El retorno a la presencialidad supone todo un reto para el sector laboral de cualquier país. Mientras la variante del COVID-19, Ómicron, está haciendo de las suyas, contagiando a muchas personas en poco tiempo, pero con menos letalidad, las empresas requieren adoptar más medidas de vigilancia ante la inminente llegada de sus trabajadores de forma presencial.
Sea cual sea el caso, compartimos una serie de recomendaciones a tener en cuenta para que el retorno a la presencialidad laboral sea lo más satisfactoria posible:
Para los empleadores
Es importante que actualicen la evaluación de riesgo. Es decir, la toma de medidas para mantener en una zona de seguridad a sus empleados. Sobre todo, la implementación de protocolos que permitan adecuarse rápidamente, pero sin apuros.
Reacondicionar la infraestructura debe ser esencial para garantizar un distanciamiento físico seguro en los puestos de trabajo. También la implementación de medidas de protección colectiva. Además de disponer de una adecuada ventilación del área.
Adoptar medidas de limpieza y desinfección minuciosa de las instalaciones en forma regular. Este punto también incluye el facilitar las condiciones para el lavado de manos con agua y jabón o con alcohol gel 60%.
Las empresas deben tener estar en constante vigilancia de la salud del trabajador y garantizar Equipos de Protección Personal (EPP).
En la medida de lo posible, evaluar qué trabajadores deberían estar presencialmente y asegurar que asistan gradualmente hasta volver a la normalidad.
En todo esto, se debe fortalecer el enfoque centrado en el ser humano en materia de seguridad y salud física y mental en el trabajo. Esto puede impulsarse con la capacitación sobre el riesgo laboral y la exposición al virus, y con la señalización gráfica sobre COVID-19.
Pedir a los empleados que evalúen por sí mismos si tienen señales/síntomas del COVIDO-19 antes de presentarse a trabajar y mantenerse en sus casas si no se sienten bien.
Beneficios para el empleado
Si usted es trabajador y su empleador le ha comunicado que próximamente tendrá que asistir presencialmente, no debe desanimarse, su acercamiento debe ser gradual, para que se haga de manera satisfactoria.
Tener en cuenta los beneficios del retorno a la presencialidad: interacción social, incremento de sentido de pertenencia en la empresa, disminución de la incertidumbre por lo que pueda pasar, equilibrio entre el ambiente laboral y el personal y acabar con la monotonía.
Si bien es cierto, hay contras como asumir algunos gastos que no se tenían como el transporte, alimentación y vestimenta, también pueden aparecer dificultades de adaptación o fatiga, mejor conocido como “síndrome de trabajador quemado” (burnout).
Quizás surja también desconfianza entre compañeros de trabajo por la circulación del virus y casos emocionales como ira, tristeza, depresión y ansiedad.
“La presencialidad rompe la monotonía y nos abre las puertas a nuevas experiencias para ser mejores personas y nos brinda el tiempo necesario para pensar diferente” explica la doctora Marysol Parra de la web doctoraki.com.
Para el doctor Pedro Garzón del mismo portal web, regresar a la presencialidad laboral con los protocolos debidos tiene muchas ventajas. “Esto generaría una mayor pertenencia para los empleados y motivación para el logro de los objetivos organizacionales” sostuvo.